Muchas son las formas de interpretar pinturas; es por eso que son llamadas obras de arte.
Preparación no tengo para hablar de la vida y la estupenda obra del genio pintor de la desnudez femenina, Gustav Klimt. Pero no la necesito para dar mi propio punto de vista a "Las serpientes de agua II", pintada cuando el siglo XX apenas daba sus primeros pasos en el tiempo.
Figuras femeninas esbeltas, finas y lánguidas hacen que la pintura un sueño parezca. Se entrelazan cabellos largos y bellos con las algas, cobijando una hermosa mujer que, atrevida, da la espalda al observador; otra, preciosa, que sostiene su pelo, descansa como usualmente lo hace; y otros dos rostros que se acercan en íntimo susurro.
Eso es una obra de arte. El hecho de enternecer al alma y despertar sentimientos ilusorios profundos de amor y erotismo sin que siquiera el observador pueda acariciar o cambiar algo de la obra.
¿Y si se supiera qué dice el íntimo susurro?, ¿y si se ayudara a la esbelta joven que descansa boca abajo a sostener su cabello? ¿y si el hombro descubierto de quien da la espalda logra ser cobijado con la mano?... es aquí cuando las artes de soñar y hacer magia permiten que se abandone la posición observadora y se haga partícipe de la escena... ¿habrase visto?, ¿habrase visto tanta belleza?